He aquí un espléndido y victoriano ejemplo de exigir puntualidad con un toque despectivo, pero sin caer en la grosería, de la mano del maestro Wilkie Collins en La dama de blanco:
—Mi hora del té es a las cinco y media, y mis tostadas con mantequilla no esperan a nadie.
Cántameeee, me dijihte cántameeee ♪~ cántame por el caminooo ♪~ pero no me dejes spam ni insultos ni vulgaridades varias que aquí somos todos muy majos. Y si no, TIJERETAZO ewe ♥
Me encanta ese estilo ingles tan estricto sin perder en ningún momento la elegancia.
ResponderEliminarSaludos
Elegancia y gracia, porque me encuentro a un tipo que da una contestación así y no habría que recogerme del suelo a trozos.
ResponderEliminar¡Enorme!