martes, 9 de julio de 2013

Reseña: Siempre hemos vivido en el castillo - Shirley Jackson


Título original: We Have Always Lived in the Castle
Título en España: Siempre hemos vivido en el castillo
Autora: Shirley Jackson
Traducción: Paula Kuffer
Año de publicación: 1962 en USA, 2012 en España
Editorial: Minúscula
Páginas: 222







Sinopsis
«Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.» Con estas palabras se presenta Merricat, la protagonista de Siempre hemos vivido en el castillo, que lleva una vida solitaria en una gran casa apartada del pueblo. Allí pasa las horas recluida con su bella hermana mayor y su anciano tío Julian, que va en silla de ruedas y escribe y reescribe sus memorias. La buena cocina, la jardinería y el gato Jonas concentran la atención de las jóvenes. En el hogar de los Blackwood los días discurrirían apacibles si no fuera porque los otros miembros de la familia murieron envenenados allí mismo, en el comedor, seis años atrás.
Opinión

Hace ya unos cuantos años que probé suerte con esta autora leyendo La maldición de Hill House y me quedé con ganas de más. Ahora, aunque yo lo he leído en inglés, vengo a hablaros de Siempre hemos vivido en el castillo, una obra muy peculiar.

Esta es una historia corta y no muy complicada: Una familia compuesta por tres personas (Constance, el tío Julian y Merricat) que vive totalmente aislada del resto de la civilización en una gran casa en medio del bosque y pasa su día a día en el mismo lugar donde el resto de la familia murió envenenada años atrás. Con la llegada del primo Charles, la casa se revoluciona, concretamente Merricat, que desconfía totalmente de él y le cree un fantasma que viene a hacer daño a su hermana y a su tío. De nuevo, como en La maldición de Hill House, nos encontramos ante una obra cuyo atractivo principal son los personajes y su psicología. Constance, por un lado, una joven que sufre agorafobia y ejerce de madre y señora de la casa; el tío Julian, un hombre anciano y senil condenado a vivir sobre una silla de ruedas; y Merricat. Merricat es uno de los mejores personajes que me he encontrado últimamente; tiene una mente complicada y cruel pero a la vez es tierna y llena de sentimientos por su hermana, su gato y, a veces, también por su tío. Es la gran protagonista de la novela y, para mí, es una gran aventura meterse en su piel. Todas sus acciones tienen un porqué y, en más de una ocasión (no sé cómo tomármelo) me he visto reflejada en ella y la he comprendido a la perfección. Sí, Merricat está loca, como un cencerro, pero como dijo Polonio en Hamlet, “Though this be madness, yet there is method in't.”.

Tal vez, la pega que tiene esta novela es su lentitud, sobre todo porque no es difícil adivinar el gran secreto de la familia Blackwood una vez que conoces a sus miembros. A pesar de que solo tiene poco más de 200 páginas, puedes encontrarte más de una vez esperando a que pase algo gordo, pero ese momento solo llega cerca del final. Como os digo, no es complicado averiguar el pasado de Merricat y Constance, pero también es cierto que tanto ellas como el tío Julian son grandes personajes en el presente. En concreto, yo misma me he partido todo lo partible con muchas de las frases del tío Julian, que no tienen ningún desperdicio.

Aunque esta novela se publicó en 1962, parece escrita de un modo intemporal. De hecho, el aislamiento de la familia es tal, que casi te los imaginarías a finales del siglo XIX más que a mediados del XX. Ese parece ser uno de los rasgos distintivos de Shirley Jackson junto con su forma de escribir, puesto que no soy la única que se ha dado cuenta y, además, se la considera pionera en la literatura de terror contemporánea. Obviamente, sus libros (al menos, los que he leído hasta ahora) no es que den miedo -porque no lo dan-, así que no me rehuyáis, que os veo ಠ_ಠ, pero sí tienen una fuerte carga psicológica que merece la pena conocer. Aunque en su día le puse más nota a La maldición... puedo afirmar que Siempre hemos vivido en el castillo me ha gustado más y eso es básicamente por Merricat, sin ninguna duda.

Yo lo he leído en inglés, como ya he dicho, pero, hace unos meses, la editorial Minúscula lo sacó al mercado en castellano. Espero que os animéis a probarlo y me contéis qué os parecen las paranoias mentales de Merricat. No acepto negativas ಠ_ಠ.


3,5/5

7 comentarios :

  1. SOON.

    Le tengo muchas ganas, sobre todo por la personalidad de Merricat. Necesito más pjs guayses en mi vida, y pronto.

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  2. Es la primera vez que leo algo sobre este libro. Si, según dices, no da miedo, me lo apuntaré. Me gusta lo de la profundidad psicológica, y también le he perdido el miedo a los libros lentos, así que me dejo convencer. Como me de un poco de miedo iré a por ti D:

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  3. A mí también me gustó mucho <3 No fue exactamente lo que esperaba, porque me imaginaba algo más de misterio con lo de la familia, pero merece la pena ver todo desde la cabecita y la perspectiva de Merricat, es curioso y perturbador XD

    Y sí, tío Julian es epic, que grande xDD

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  4. oh se de esos libros raros que quiero leer :D

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  5. No me estaba llamando mucho la atención hasta que he leído que se escribió en los años 60. Pensaba que sería una de esas novelas actuales juveniles-con-un-toque-fantástico que están tan de moda ahora. Intentaré echarle un vistazo!

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  6. Es un libro que me ha encantado. No lo calificaría de terror porque no da miedo, sino psicológico, porque profundiza en la personalidad de Merricat -loca, obsesiva, ingeniosa, tierna- en la del pueblo como colectivo -su enemistad compartida hacia los Blackwood, su espontánea y anónima ayuda tras la última tragedia, una forma de arrepentimiento- y la del resto de los personajes.
    Una lectura muy interesante.

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